Reseñas

  

Reseña de libro: Carolina Gainza Cortés, Narrativas y poéticas digitales en América Latina. Producción literaria en el capitalismo informacional. Remediables, Editorial Cuarto Propio. México, 2018, 251 páginas.


Este libro se propone una reflexión necesaria y urgente sobre el modo en que las tecnologías digitales han avanzado de forma continua sobre nuestra vida en los últimos años, al punto que ya no se trata solo de meras máquinas sino de organismos más complejos e inquietantes que conviven con nosotros en el vasto y abundante universo de información que nos circunda. Pero he dicho que se trata de una reflexión y quisiera hacer especial hincapié en la profundidad con que esta acción se lleva a cabo, contemplando las múltiples aristas de un panorama interdisciplinario en el que Gainza sostiene su lectura crítica y creativa sobre la emergencia de la producción literaria como posibilidad disruptiva y expansiva en lo que se ha dado en llamar capitalismo informacional. Ese detenimiento que involucra la re-visión, es decir, el volver a disponer la mirada sobre el estado de cosas que nos presenta su autora, atraviesa el libro entero, basado en más de diez años de investigaciones en las tecnologías digitales y su impacto social, y una serie de experiencias estéticas sobre literatura experimental hecha con computadoras cuyo corolario fue una tesis doctoral de la que se desprenden estas páginas. Esas “experiencias digitales”, que Gainza introduce en el prólogo con título homónimo, fueron indicios de un “reset” (p. 15) en su manera de abordaje teórico-crítico del contexto de producción y consumo que proponía la literatura digital.

El libro cuenta además del prólogo antes mencionado, de una introducción y tres capítulos en donde la autora recorre una serie de afirmaciones y bifurcaciones teóricas en torno al conocimiento, la cultura, la economía y la política como contexto de producción de la literatura digital, en particular de aquellas que se consideran, por diversos rasgos específicos explicitados en el curso del análisis, poéticas latinoamericanas. La introducción, titulada “Prácticas literarias en tiempos digitales”, comienza con una afirmación que dará sustento a todo el resto del libro:

La generación y manejo de información, las redes de comunicación y la producción de símbolos constituyen los elementos que generan productividad en la era del capitalismo informacional (Castells, 1997). Por lo tanto, la producción cultural, como aquella que genera comunicaciones, conocimientos, imaginarios simbólicos, modos de vida y significados, se convierte en una dimensión central (Gainza, 2018, p. 17).

Dicho esto, Gainza seguirá un vertiginoso camino cubierto de interrogantes, trayendo a colación un entramado de conceptos interdisciplinarios para explicar el modo en que el capitalismo informacional atraviesa la producción de literatura digital. Para cumplir con la titánica tarea, la autora construye una necesaria “caja de herramientas” que posibilita la interpretación de un tipo de producción creativa y estética diferencial, al tiempo que también propone formas específicas de leer obras situadas en Latinoamérica: Diario del niño burbuja, Wordtoys, Góngora Wordtoys de Belén Gache; Golpe de Gracia y Gabriella Infinita, de Jaime Alejandro Rodríguez; Detective Bonaerense, de Marcelo Guerrieri; Milagros Sueltos (novela colectiva), El primer vuelo de los hermanos Wright, de Juan B. Gutiérrez; Tierra de extracción, La huella de Cosmos y Hotel Minotauro, de Doménico Chiappe; y, Bacterias argentinas, de Santiago Ortiz.

Expuesto su interés por comprender el modo en que las experimentaciones en la era digital afectan las formas de producción, recepción y distribución literaria, el capítulo uno expone una serie de conceptos clave para cumplir ese objetivo del libro. Para ello, retoma aportes de disciplinas diversas que permiten explicar “la forma en que el imaginario tecnológico entra en contacto con los significados culturales y sociales” (Gainza, 2018, p. 37). Esto es lo que permite entonces preguntarse por la especificidad del contexto de habla hispana, en particular, en las poéticas latinoamericanas. Se sostiene que mientras avanza un capitalismo globalizado o informacional citando a Castells, la reflexión literaria no puede desentenderse de su contexto local para moldear o transgredir las formas en que el sistema impacta en la construcción subjetiva. De allí que Gainza advierta que las (nuevas) tecnologías no pueden ser desprovistas del sesgo político con el que son dirigidas ya que las redes en las que se inscriben, en tanto que flujos de información, no están desvinculadas de un ordenamiento hegemónico. Es así que las “textualidades digitales” de las que se ocupa la autora le permiten reconocer una experiencia estética que interroga esas percepciones moldeadas por el capitalismo informacional y estimula el agenciamiento colectivo por otros caminos aleatorios, desviados, performativos, lúdicos, experimentales que posibilitan transgredir esa hegemonía del capital sobre la tecnología.

Ahora bien, llegados a este punto, el libro nos ha otorgado ya una serie de herramientas teóricas con las que podemos experimentar las obras que se analizan en el capítulo 2. Este capítulo revisa muchos de los trabajos mencionados anteriormente, aunque la autora se encarga de aclarar de que se trata de una selección que deja afuera otros trabajos de mayor actualidad (memes, bots, código), denotando con el recorte un interés por construir un necesario primer esbozo de archivo. En estas obras se observa un trabajo inter-medial e inter-lingüistico, ya que, a través de distintos medios y lenguajes combinados, las obras acercan a sus lectores/usuarios la experiencia estética distintiva a la que se refiere Gainza en toda la primera parte del libro, desde el prólogo hasta aquí. Así, se afirma una ruptura con las prácticas adquiridas e institucionalizadas del uso de la materialidad por parte de la literatura impresa. Y es justamente esta ruptura la que dará lugar a una serie de preguntas que se intentan contestar en el capítulo: “¿Qué mecanismos de producción podemos identificar en la literatura digital? ¿Cómo funciona esta ‘máquina textual’? ¿Cuáles son las tecnologías y recursos estéticos utilizados en su producción? ¿Qué efectos producen en el lector las tecnologías digitales incorporadas en la literatura digital?” (Gainza, 2018, p. 89).

En el capítulo 3, Gainza apela a un tema que provoca acaloradas discusiones en el ámbito académico y creativo: ¿cómo se piensa la autoría?, ¿bajo qué reglas se transmite el conocimiento y la cultura en las redes de comunicación actuales? Esas preguntas en torno al circuito de producción y recepción se postulan alejadas tanto de la tecnofobia, referida a los temores de que los circuitos digitales provoquen la muerte del libro impreso, como de la mirada tecnofílica, referida a cierta acción “apolítica” que se concentra en las bondades de internet sin un enfoque crítico sobre la tecnología en sí misma. En cambio, siguiendo la enseñanza de Hardt y Negri, la autora se enfoca en explicar con qué contradicciones y conflictos se encuentran los creadores de obra, visto un nuevo y frondoso panorama de ruptura con el paradigma de autor/lector: “Pienso que el uso de tecnologías digitales da origen a otro tipo de prácticas políticas que reflejan, cuestionan y proponen formas de acción particulares, surgidas en el contexto de transformación del modo de producción informacional” (Gainza, 2018, p. 189).

Variadas temáticas tales como los derechos modernos de autor, la piratería, el copy&paste, la cultura libre (la omisión de) la cita, son analizadas con una mirada aguda y rigurosa que apunta a explicar el modo de proceder de la industria cultural para generar ganancias derivadas de la productividad de la era digital, de modo que resulten en aportaciones al sistema de capitalismo informacional que ya se ha mencionado aquí. Sin embargo, Gainza no desconoce que en las obras de literatura digital la autoría se descentra y se modifica dado el actual contexto de producción hipermedial. Por eso, la subjetividad autoral debe ser protegida como un capital simbólico cuya propiedad no puede desaparecer, aunque sí cambiar de forma: “La literatura digital, en este contexto, debiera ser entendida como un espacio de negociación, donde diferentes subjetividades y formas de lo común son ensayadas e imaginadas” (Gainza, 2018, p. 219).

Las (in)conclusiones nos involucran en la tarea que el todo libro pretende desde su amorosa dedicatoria: pensar el presente e imaginar el futuro. Por eso nos plantea una agenda colectiva, porque Gainza no en vano ha referenciado repetidamente a Deleuze y Guattari, los agenciamientos y los rizomas. Por eso, no se trata de responder a interrogantes de modo acabado, no se trata de concluir. Muy por el contrario, el libro se presenta como un aporte incompleto a la compleja cartografía de líneas de fuga, con sus atravesamientos e interacciones, propias de una época en donde las redes constituyen la imaginación más poderosa frente a la hegemonía de la hipermatematización. ¿Qué haremos con nuestra subjetividad? ¿Dónde estamos parados en tanto que sujetos? Con estos y con muchos otros interrogantes agudos e irresueltos nos interpela la autora, dejándonos la tarea de reflexionar sobre el mundo circundante.

Con respecto a la edición del libro, Gainza apela a un ejercicio de coherencia con lo que plantea en cuanto al uso inherentemente político de las tecnologías digitales: no solo presenta el libro impreso tradicionalmente, sino también en epub, formato que permite la lectura online, así como en forma de ebook en dispositivos móviles de distinto tipo, lo que supone una ampliación de los canales de consumo. A esta acción democratizadora se suma el hecho de que este libro de acuciante actualidad, se haya escrito, como una apuesta glotopolítica a la región latinoamericana, en español.

Finalmente, Gainza logra poner en práctica el arte del oxímoron: una reflexión urgente, una convergencia que interroga, un cierre inconcluso. De su práctica sale siempre airosa, porque nos ha advertido casi desde la primera página que las preguntas abundan en el terreno escarpado de lo nuevo y que ella viene a compartir esas inquietudes con todos los que estemos dispuestos a acercarnos al mar abierto y profundo de las poéticas digitales en tiempos de este capitalismo informacional que nos envuelve.

 

 

 

 

Este es un artículo publicado en acceso abierto bajo una licencia Creative Commons